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La Misoginia Atenta contra la Democracia

En el año 2000, la Ley 581 estableció un mínimo 30% de mujeres en los altos cargos del Estado. Desde entonces asistimos a un lento ingreso de las mujeres al poder público: dirección de ministerios y diversas agencias públicas, dada la resistencia a aceptar que las mujeres colombianas tenemos tanto derecho como los hombres a dirigir los destinos de la administración del Estado en sus diferentes ramas.

Igual ocurre con el poder político. Diez años después, la Ley 1475/2011 obligó a los partidos al 30% mínimo de mujeres en las listas a cargos de elección popular e invertir un porcentaje de la financiación estatal en la formación y liderazgo de las mujeres. A regañadientes y con toda clase de artilugios se “meten la mano al bolsillo” y a última hora acuden a cupos “relleno”, con esposas, hijas, amigas, etc. Es una falta de convicción democrática sobre el derecho de las mujeres a participar en igualdad de condiciones en la vida política del país.
 
En una democracia representativa, como lo es la colombiana, las mujeres -el 52.4 % de la población- deberían ejercer el poder político en la misma proporción. Está demostrado que el liderazgo político femenino, entre más colectivo más fortalece la democracia, al representar una polifonía de intereses y voces diversas que introducen nuevas agendas de transformación social y garantía de
derechos, al servicio de los intereses colectivos y el cierre de brechas de desigualdad, en especial de género, económicas y territoriales.
 
Además de las cuotas, las mujeres necesitan otras garantías, para hacer efectiva su participación: recursos suficientes para las campañas electorales, el apoyo real y efectivo de los partidos, sancionar la violencia política, muchas veces protagonizada por los mismos compañeros de partido, ocupar lugares preponderantes en las listas -alternancia- y erradicar la misoginia y la violencia creciente contra las mujeres en la política.
 
Como mujeres integrantes de la Alianza Verde rechazamos los ataques políticos contra nuestras líderes electas más visibles, cuyas voces tienen eco en la opinión pública. La misoginia y la lesbofobia, subsumidos en estos ataques, buscan desestimar su liderazgo y deslegitimizar el poder político que representan. Así se les cobra a las mujeres la autonomía y el liderazgo político propios. Ya otras lo han vivido y lo viven.
 
Claudia López, la primera Alcaldesa de Bogotá y segundo cargo público más importante del país y Angélica Lozano la senadora con más voto de opinión, se han abierto paso en la arena política sin clientelas políticas, ni mercado de votos, trastocando prácticas tradicionales y estereotipos de género. El estigma, el señalamiento, las acusaciones se convierten en el mejor caldo de cultivo para aislarlas, desvalorizar el papel que cumplen y desestimar su participación.
 
Una mujer afirmada en el ejercicio de la política, es una piedra en el zapato del orden de género imperante, a diferencia de aquellas que reproducen los roles de género y son instrumentalizadas por los partidos y jefes políticos.
 
La Política sostenida en el orden de género masculino imperante, constituye el centro del ejercicio poder masculino y el mantenimiento de su status quo político, económico y social,
 
Romper este moldeamiento político y cultural de dominación masculina es el desafío asumido por el feminismo en la política, al dar vida a la construcción de la mujer como sujeto político que incursiona en el manejo del Estado y la Política, aporta una agenda feminista de país y el derecho de la multiplicidad de sujetos a participar en la transformación radical de la democracia.
  
Los retos y desafíos están a la vista. El poder colectivo de las mujeres es la mejor herramienta para avanzar con paso firme; respaldar la incursión de las mujeres en la política; crear y mantener vínculos de cooperación; promover, apoyar y acompañar los liderazgos políticos autónomos, la voz pública de las mujeres y propiciar ambientes favorables para su efectiva participación.

Hoy respaldamos de manera especial, el liderazgo político de Claudia López y Angélica Lozano. Ellas representan cambios en el ejercicio de la política y como mujeres líderes del Partido Alianza Verde merecen todo el respaldo y reconocimiento por parte de esta colectividad.
 
Hoy nosotras, en nombre de las feministas del partido, enarbolamos su gestión gubernamental en la capital del país y la gestión política en el Senado de la República; de igual manera respaldamos a todas las mujeres electas que hoy representan el partido a lo largo y ancho del país: edilesas, alcaldesas, diputadas, representantes a la Cámara y senadoras y llamamos a los medios de comunicación y redes sociales a erradicar contenidos que perpetúan los estereotipos de género en la política y estimulan la violencia política contra las mujeres.
 
 
Bogotá, 25 de julio de 2021
 
 
Comisión de Igualdad de género y empoderamiento de las mujeres de Partido Alianza Verde.

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